Al Montseny he ido con frecuencia; sobre todo hace un tiempo, cuando me
entusiasmé con las buenas reseñas de Cortijo que me ampliaban el conocimiento
de aquellos paisajes -mis primeros horizontes
montañeros- que pisé de crÃo cuando no
sabÃa aun que era un plano, ni una brújula y no existÃan los GPS
En aquella época recorrà los itinerarios principales y el regusto fue agradable y supe ya que volverÃa.
Mis caminos quedan impregnados con la presencia de quienes me acompañan.
Luego en el Montseny he sentido una sensación agridulce: en las
cimas, en recodos del camino, en puntos singulares… me cierran el paso los recuerdos.
Recuerdos…Vuelvo más tarde para desbrozar esas penas.
Nuevas personas me ayudan con su compañÃa a guardar recuerdos nuevos. Estos caminos cambian de dueño. Son de nuevo transitables y me alegro.